La costa norte de Tenerife: naturaleza salvaje y autenticidad
- Cécile Barrès
- 6 jun
- 3 Min. de lectura

Una costa salvaje y rocosa
La parte norte de Tenerife muestra un rostro más auténtico que el sur de la isla. Aquí, la costa está modelada por acantilados abruptos que se hunden en el Atlántico, formaciones volcánicas espectaculares y paisajes de una belleza impresionante. Es una región que seduce por su relieve y su atmósfera preservada.
Los charcos, joyas naturales de la costa rocosa

Los charcos son piscinas naturales formadas por la lava y el oleaje. En la costa norte, varios charcos (como los de La Laja, El Pris, Bajamar o Garachico) permiten bañarse en un entorno único, siempre que el mar esté tranquilo. (Véase el artículo dedicado).
Playas con encanto natural
Aunque la costa norte no es conocida por sus extensas playas turísticas, alberga calas y playas de arena negra, a menudo rodeadas de acantilados:
En Puerto de la Cruz, varias playas naturales merecen una visita, especialmente:
Playa del Bollullo, accesible a pie por un sendero entre plataneras, es una de las playas vírgenes más bonitas de la isla.
Playa del Socorro, al otro lado de Puerto (en Los Realejos), es un lugar muy apreciado por los surfistas.

Playa de las Teresitas (cerca de Santa Cruz) es una excepción, con su arena dorada traída del Sáhara. Está acondicionada, protegida del oleaje y muy popular entre las familias.
Los faros del fin del mundo
El faro de Punta del Hidalgo, de arquitectura moderna, blanco y esbelto, vigila la costa noreste desde una zona rocosa y salvaje. También es punto de partida de numerosos senderos.
El faro de Buenavista del Norte, en el extremo noroeste, cerca de Teno, se alza en un paisaje volcánico árido e impresionante.
Senderos costeros para reconectar con la naturaleza
La costa norte está surcada por senderos accesibles, perfectos para descubrir la riqueza natural y cultural de Tenerife. Algunos ejemplos:
El sendero de San Juan de la Rambla bordea el acantilado entre mar y vegetación. Poco transitado, ofrece vistas magníficas del océano.
El Barranco de Ruiz, entre Los Realejos y San Juan de la Rambla, permite recorrer un barranco verde con bonitos miradores sobre la costa.
El sendero El Jagre, en La Matanza, sigue un antiguo camino agrícola en lo alto del mar, con vistas espectaculares y una atmósfera tranquila.
Zoom sobre la Rambla de Castro
Muy cerca de la Playa del Socorro, este sendero emblemático une Los Realejos con la pequeña playa de Castro. Atraviesa un espacio natural protegido, rico en vegetación subtropical: palmeras, higueras, agaves, dragos y grandes plantaciones de plátanos.
El camino bordea la costa y está salpicado de miradores con vistas impresionantes a los acantilados y al océano.
A lo largo del recorrido se encuentra la Casa de Castro, una elegante casa señorial del siglo XVIII, hoy en día abandonada pero cargada de historia. Construida por una familia noble local, es testigo de la época en que esta zona era una importante región agrícola, especialmente para el cultivo de caña de azúcar.
A sus pies todavía se conservan los restos de un antiguo acueducto y de un molino de agua, que recuerdan la ingeniosidad de los sistemas tradicionales de riego. El paseo termina en la Playa de Castro, una pequeña cala volcánica rodeada de palmeras.

Y también…
Los pueblos costeros como El Pris, Punta del Hidalgo, San Andrés o, por supuesto, Garachico (véase el artículo dedicado) merecen una parada por su ambiente típico, sus terrazas junto al mar y su patrimonio histórico.
Los miradores, como el Mirador de San Pedro (que domina la Rambla de Castro) o el Mirador de La Garañona (en El Sauzal) permiten contemplar toda la belleza salvaje de la costa desde lo alto.
También situado en El Sauzal, junto a la Casa del Vino, el restaurante-cafetería La Baranda ofrece una plataforma panorámica de cristal suspendida, con vistas espectaculares sobre la costa y el Teide.
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