La agricultura del norte de Tenerife: Cultivos y mercados
- Cécile Barrès
- 24 sept
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 sept

Tierra fértil moldeada por los volcanes
El norte de Tenerife cuenta con unas condiciones ideales para la agricultura: suelos volcánicos ricos en minerales, clima suave y húmedo, vientos alisios que aportan agua y frescura. Desde hace siglos, la isla vive al ritmo de sus culturas, y si el turismo domina hoy la economía, la agricultura sigue siendo un pilar de la identidad local.
Los principales cultivos
Plátano de Canarias
Es el producto emblemático de la isla, cultivado en terrazas hasta los acantilados. Los plátanos de Canarias se benefician de una Indicación Geográfica Protegida (IGP), garantía de calidad. Tenerife concentra por sí sola más del 40% de la producción canaria.
Cada año, las islas producen unas 400.000 toneladas de plátanos, gran parte de los cuales se exportan a la península ibérica y a Europa. En el norte, los paisajes están marcados por los plataneros, verdaderos "mares verdes" que descienden hasta el océano.


La patata (papa canaria)
Introducida en el siglo XVI desde América del Sur, la "papa" se ha convertido en imprescindible en la alimentación canaria. Algunas variedades tradicionales, como la papa negra, están actualmente protegidas por una Denominación de Origen.
Está en el corazón del plato más famoso de Canarias: las papas arrugadas con mojo.

El aguacate
Cultivado en los fértiles valles del norte, el aguacate ha experimentado un verdadero auge en los últimos años. Tenerife produce una parte importante de las 40.000 toneladas anuales de aguacates canarios, destinados al mercado local pero también a la exportación.
Cítricos
Naranjos, limoneros y mandarinos prosperan en los humedales de La Orotava, Tacoronte o Icod. Aunque se exportan menos que el plátano, aportan diversidad y colorean los mercados con sus fragancias frescas.


Frutas tropicales y exóticas
Además, Tenerife sorprende con una gran variedad de frutas tropicales y “exóticas”, como el maracuyá (fruta de la pasión), la papaya, el mango o la tuna (higo chumbo). Estas frutas, cada vez más apreciadas, reflejan la diversidad climática de la isla y aportan un toque de frescura y color a la gastronomía local.


Y la vid, un cultivo emblemático
Aunque me centro aquí en el plátano, la patata, el aguacate y los cítricos, sería imposible hablar de la agricultura del norte de Tenerife sin mencionar la vid. Presente desde el siglo XVI, ha dado forma a los paisajes y ha dado origen a famosos vinos, en particular la famosa malvasía.
Para saber más, os invito a leer mi artículo dedicado al cultivo de la vid y los vinos de Tenerife.
Los mercados de productores : en el corazón de la vida local

Estos productos se descubren y degustan en los mercados de productores (o "mercadores del agricultor"), que siguen siendo lugares privilegiados de encuentro entre agricultores y habitantes. Se pueden citar, en particular, los contratos de:
La Guancha, el más cercano a mis habitaciones Un Jardín al Mar (sábado y domingo por la mañana)
• La Laguna (Mercado de San Cristóbal), uno de los más grandes y animados de la isla.
• La Orotava, famosa por sus papas locales, su gofio y sus frutas frescas.
• Tacoronte, en el corazón de una región agrícola, ideal para degustar aguacates y cítricos.
• Santa Cruz de Tenerife (Mercado Nuestra Señora de Africa).
Además de frutas y verduras, se encuentran quesos de cabra, miel de Tenerife (protegida por una Denominación de Origen), repostería local y hierbas aromáticas.

Entre tradición y modernidad
La agricultura del norte de Tenerife ilustra el equilibrio entre herencia e innovación: plátanos y patatas perpetúan una tradición secular, mientras que el aguacate o los cultivos tropicales (mango, papaya...) se desarrollan para responder a una demanda creciente.
Conclusión
Estos paisajes agrícolas, los mercados en los que se animan y los sabores que de ellos derivan son parte integrante de la identidad de Tenerife. Invitan al visitante a descubrir una isla auténtica, donde la agricultura no es solo un recurso económico, sino también un componente esencial de su cultura y de su arte de vivir.

















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